CM §2


Bienvenidos a mis clases de lectura de las Meditaciones Cartesianas (CM) de Edmund Husserl de lentitud extrema. Aquí abordaremos el segundo parágrafo del libro que corresponde a la segunda parte de la Introducción. Es muy interesante descubrir cuán actual es este parágrafo aún en nuestros días. Espero que esta explicitación de la acción argumentativa y expositiva del texto abra en ustedes nuevas preguntas e ilumine nuevos caminos. Que lo disfruten.

M. Verónica Arís Zlatar


           
“Necesidad  de un nuevo comienzo radical de la filosofía” [Notwendigkeit eines radikalen Neubeginns der Philosophie]





Pregunta:
(1) por la posibilidad de descubrir un significado eterno en los pensamientos de Descartes.

(2) por si estos pensamientos infunden fuerza a nuestra época.







Planteamiento: 
“Da qué pensar el hecho de que las ciencias positivas que, sin embargo, debían experimentar una fundamentación racional absoluta en virtud de las Meditaciones, se hayan preocupado tan poco de ellas”.


Diagnóstico: 
Las ciencias positivas actuales se encuentran entorpecidas por la falta de claridad en sus propios fundamentos. Pero ello no las lleva a recurrir a las Meditaciones Metafísicas de Descartes.


Valoración histórica: 
Las Meditaciones han marcado una época por el retorno al ego cogito. Con ellas se inaugura una filosofía de especie nueva: del objetivismo ingenuo al subjetivismo trascendental que tiende a una forma final necesaria (aunque siempre insuficiente).


Pregunta: 
Este subjetivismo trascendental[1] que aportan las Meditaciones de Descartes ¿portan en sí un significado eterno?



Párrafo 3:


Afirmación sobre el estado de la filosofía actual: 
Disgregación y desorientación.

Consideración del propósito de la filosofía de Descartes que inaugura la época moderna: 
la unidad de las ciencias.

Consecuencia en vista al diagnóstico del estado actual: 
Decadencia. Porque la unidad se ha perdido, (1) en virtud de su fin, y, (2) en virtud de sus problemas y métodos.

La aspiración inaugural de la época moderna: 
la nueva gran fe en una filosofía y ciencia autónomas, en una cultura autónoma.




Demostración de la decadencia actual:
(1) En lugar de una filosofía viviente, tenemos una literatura filosófica
(2) En lugar de una seria discusión de teorías en conflicto, tenemos pseudoexposiciones y pseudocríticas

Lo que busca Husserl en tanto unidad:
Estudio recíproco, consciente y responsable, a través del espíritu de una seria colaboración y en vista de resultados objetivamente válidos (esto es, resultados purificados por la crítica mutua, y por ende resistentes a posibles críticas ulteriores).




Planteamiento: 
¿No nos hallamos en una situación semejante a aquella en que se encontraba Descartes en su juventud?[2]

La tarea de Husserl: 
¿No será tiempo, pues, de renovar el radicalismo filosófico de filósofo principiante?

Causa de nuestra situación filosófica: 
¿no habrá de atribuir la desolación de nuestra situación filosófica al hecho de que las fuerzas impulsoras que irradiaban aquellas Meditaciones han perdido su originaria vitalidad y la han perdido porque se perdió el espíritu mismo del radicalismo propio de la autorresponsabilidad filosófica?[3]

Requisito posible para la renovación: 
Pero, el único renacimiento fecundo, ¿no sería precisamente aquel que volviera a dar vida a las Meditaciones Cartesianas, no para adoptarlas, sino para descubrir ante todo el más profundo sentido de su radicalismo al ego cogito y, a continuación, los valores eternos que de allí proceden?




Afirmación: 
"se ha señalado el camino que condujo a la fenomenología trascendental" 
(*Nota: este es uno de los caminos, recordemos también el lógico y psicológico).




Invitación:
La tarea que queda por delante de las Meditaciones de Husserl.

Advertencia:
Tenemos que aclarar y evitar los seductores extravíos en que cayeron Descartes y la época posterior.



[1] Posteriormente vamos a retomar el sentido de subjetividad trascendental. Por ahora se habrá de ver que Descartes inaugura la posibilidad de una filosofía crítica del conocimiento, en virtud de las condiciones de posibilidad que abren los principios y el método de la deducción y enumeración. Sin embargo, será Immanuel Kant quien tomará con mayor radicalidad dicha tarea con su sistema crítico.

[2] En las Reglas para la dirección del espíritu, Descartes determina como primera regla la unidad de la ciencia. Allí plantea que no se debe considerar a las distintas ciencias de modo diferenciado como se hace, por ejemplo, con las artes, sino que se debe comprender que los distintos conocimientos de las ciencias son distintas partes de una y la misma cuestión, a saber, la sabiduría humana. De esta manera, Descartes invita al lector a dejar de distinguir las ciencias a partir de la determinación de sus objetos, y a comenzar a concebirlas de acuerdo a lo que constituye un saber como ciencia, esto es a partir de las raíces del conocer. Sólo encontraremos la Sabiduría universal si centramos la atención en la subjetividad del conocer como unidad última de toda verdad.
[3] Cabe aquí indicar la importancia genética de los términos ennegrecidos.


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